Recientemente, un paciente tuvo un gran avance en la clínica. Mientras hablaba de su situación, compartió sobre toda una vida de trauma. Al determinar los próximos pasos que iba a dar con respecto a su situación actual, se preguntó si merecía una vida sin abusos. Una parte de ella sabía que la forma en que otros la habían tratado estaba mal, pero otra parte creía que realmente merecía ese trato. Sin embargo, sabemos lo contrario.
Si bien pudimos satisfacer sus necesidades físicas en la clínica, también pudimos brindarle esperanza, recursos y oraciones que le brindaron el apoyo que tanto necesitaba en un momento vulnerable y crítico. Aunque seguirá luchando con sentimientos de indignidad, mi esperanza y oración es que algún día se vea a sí misma como Dios la ve, una hija suya digna de amor y respeto.
His Hands se esfuerza por tratar a nuestros pacientes con dignidad y respeto. Si bien son gestos simples, tienen el poder de tener un impacto significativo en los pacientes a los que atendemos.
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