Nadie espera que le diagnostiquen un problema de salud crónico. Sin embargo, algunas personas viven durante bastante tiempo sin controlar su afección o sin ver una agudización de los síntomas. Para muchos de los pacientes que atendemos que no tienen seguro, el costo de pagar el tratamiento para controlar la afección es suficiente para evitar que busquen atención médica mientras los síntomas sean discretos. El problema es que a veces nuestros cuerpos se ven comprometidos incluso si no tenemos ningún signo externo significativo. Entonces, un día, todo eso puede cambiar.
Dos pacientes han llegado a Sus Manos en el último mes enfrentando precisamente este escenario. Sabían que les habían dado un diagnóstico previamente, pero “no se sentían tan mal”. Así la vida siguió, el tiempo pasó y un día su salud se encontraba en un estado grave. De hecho, cada uno de estos pacientes tuvo que reducir significativamente las horas de trabajo e incluso ausentarse del trabajo durante varias semanas solo para gestionar su crisis de salud. Sin una intervención rápida, estas mujeres podrían haber enfrentado daños irreversibles e incluso la muerte. Si bien el alcance de sus preocupaciones va más allá del tratamiento de nuestra clínica, su recorrido por la atención médica comenzó aquí. Nuestros proveedores identificaron rápidamente la urgencia. Un paciente lucha contra los coágulos de sangre mientras que el otro enfrenta complicaciones renales. Debido a su necesidad de reducir sus horas de trabajo, ambas mujeres calificaron para un seguro a través del estado, con el que pudimos conectarlas. Un paciente será trasladado para recibir atención en la Universidad mientras que el otro estará bajo atención de un nefrólogo local.
Cada una de estas mujeres se sintió abrumada al conocer su estado de salud actual. Lo que antes había sido algo relegado al fondo de sus mentes, ahora estaba en primer plano y provocando circunstancias que alteraron sus vidas. Con pocos ahorros, las mujeres tuvieron que elegir entre aceptar recortes salariales debido a la reducción de horas de trabajo o correr el riesgo de que su salud se deteriorara hasta el punto de no poder volver a trabajar nunca más. Afortunadamente, nuestros dos pacientes tienen empleadores comprensivos que estaban dispuestos a trabajar con ellos y respetar sus limitaciones físicas.
Algunos pacientes nos ven sólo un par de veces al año por problemas como infecciones de los senos nasales o faringitis estreptocócica. Para otros, somos sólo una parada en el camino hacia una atención más especializada. Pero para aquellos cuyas necesidades de salud son más importantes que el alcance de nuestra clínica, estamos agradecidos de poder ser un punto de acceso que los conecta con seguros, recursos financieros y el tratamiento necesario para su condición.
Amy DeLay, defensora del paciente
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